Quien iba a decir que estos personajes
llamados Juan Antonio Reig Pla, Obispo
de Alcalá y Carlos Divar presidente del
tribunal supremo y del CGPJ iban a estar unidos, sin querer, por el tema de la Homosexualidad.
Al primero ya el
conocemos por sus exabruptos sobre la homosexualidad y por exponer pensamientos
de la iglesia ultraconservadora, parece ser que se llevan ahora en España desde que su
máximo mandamás es Rouco Varela
acentuado por el gobierno del PP.
Al segundo le tenemos
desde hace una semana en todos los medios de comunicación por gastarse una
pasta en hoteles, restaurantes y viajes privados a costa de todos nosotros,
en compañía de su “amigo”. Según parece,
lo ha realizado legalmente debido a las normas vergonzantes por la que se rige
el CGPJ, donde hay barra libre para todos, pero es inmoral e indignante para el
ciudadano norma,l más en esta época de crisis económica.
No contento con
ello y en un grado de chulería mayúscula, se niega a dar explicaciones y cuando
lo ha hecho se ha basa en mentiras que poco a poco se han ido descubriendo, no
quería dimitir, pero entonces apareció lo que todo el mundo sospechaba, los
gastos eran con alguien íntimo y resultó que era con el jefe de su escolta.
Para su doble
moralidad de ultracatólico, uno de sus lemas es “Sólo en Amar a Cristo y hacerle Amar, en una vida coherente y cabal,
se encuentra la única y verdadera JUSTICIA” y temiendo la ira con los
Homosexuales de su amigo el obispo de Alcalá, parece que ahora dimitirá, como
dice el dicho popular le han pillao con el carrito del helao.
Es necesario
analizar en profundidad todo este caso y comprobar que el primer error fue
nombrarle presidente del CGPJ y del TS, no sé si sabremos algún día en que se
basó Zapatero para proponerlo.
No se puede
consentir que dicho presidente, se guíe a la hora de juzgar por normas divinas en
detrimento de las leyes constitucionales, un ejemplo de una entrevista suya en
la que refleja sus convicciones:
-No le veo nada
partidario de dejar sus creencias en casa antes de ir al despacho.
-El amor de Dios, que es el que ha dirigido
toda mi vida, nunca puede quedarse en casa.
-¿Y si se viera obligado
a elegir?
-Yo tengo que actuar conforme a mi
conciencia. No puedo dejar de creer por tener un cargo público. Mi vida es una
unidad. Antes de abandonar a Dios, abandonaría mi trabajo, sin hacer ningún
ruido.
-Hay hombres públicos a
los que les da pudor hablar de Dios. A, usted, en cambio...
-Dios está tanto en mi vida pública como en
la privada y yo no puedo renunciar a Él ni en una ni en otra. Jesús dijo:
“Quien se avergüence de mí yo me avergonzaré de él delante de mi Padre”.
-Y usted, claro, no
quiere que eso le pase.
-No, no quiero. Además, ¿cómo voy a
avergonzarme de Aquel al que amo sobre todas las cosas?
Otra cuestión a
destacar es como se consiente que un policía de la escala básica que lleva 15
años con él, ha obtenido 5 condecoraciones, una de ellas le asegura un 10% de
su sueldo vitalicio y está pensada para agentes que han intervenido en acciones
con riesgo para su vida……. sin comentarios.
Todo esto demuestra
como el Tribunal Supremo que ajustició a Garzón está lleno de postfranquistas
reciclados, siguen adoctrinados por la derecha más reaccionaria y por los
mandamientos de la iglesia católica, mientras no jubilen a todos éstos, no
existirá un tribunal verdaderamente imparcial.
Saludos a tod@s AJFerrer
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